Compuesto de tomate reduce capacidad infectiva de bacterias
México, 29 de marzo del 2018.- Un estudio reveló que el insecticida natural producido por variedades silvestres de tomate, llamado compuesto 2-tridecanona, disminuye la capacidad infectiva de bacterias que interactúan con plantas, sin que esto afecte al crecimiento bacteriano.
La investigación realizada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de España, concluyó que tras la aplicación del insecticida se altera la movilidad bacteriana en superficie y disminuye la capacidad de formar biofilm, un ecosistema microbiano que se puede establecer sobre una superficie viva o inerte.
En un comunicado del CSIC, los investigadores revelaron que la aplicación de esta sustancia insecticida puede proteger a las plantas del desarrollo de enfermedades causadas por bacterias.
La investigadora María José Soto indicó que el estudio abre nuevas vías de investigación para ampliar el conocimiento, al identificar la nueva molécula señalizadora de bacterias.
“Es importante entender cómo las bacterias reconocen señales químicas y cómo responden a ellas. De este modo podremos controlar mejor el comportamiento de las bacterias y dirigirlo a nuestro interés”, definió la especialista del CSIS.
La aparición de bacterias resistentes a antibióticos constituye una grave amenaza para la salud pública y la seguridad agroalimentaria; por ello, para combatir este problema, se ha propuesto como posible solución la búsqueda de compuestos que afecten a la virulencia de las bacterias patógenas sin alterar su crecimiento, lo que disminuye el riesgo de aparición de resistencias antimicrobianas.
El insecticida cumple con estos dos requisitos: es un compuesto natural que reduce la virulencia sin afectar el crecimiento bacteriano.
“El compuesto podría ser utilizado para prevenir y controlar infecciones bacterianas perjudiciales para las plantas, y quizás también para los animales y el hombre. Esta sustancia limita el uso de antibióticos, con el correspondiente beneficio para la salud vegetal, humana y medioambiental”, precisó Soto.
En el estudio han colaborado con el CSIC, expertos de la Universidad de Nottingham, Reino Unido, entre otras.
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