Paso a Desnivel
David Cárdenas
“Cartas de amor”
Pablo Neruda
Los textos inéditos adquieren una gran relevancia y complementan en nuestra mente la imagen de quien se ha convertido en nuestro escritor favorito.
El trabajo de Seix Barral, la editorial, ha sido arduo, ya que exigió una labor de investigación, recopilación, adecuación calendarización, formateo, contraste y certificación para poder publicarlo.
Es como pegar pétalos a una flor para que al recibir su aroma, nos olvidemos de la flor y, el aroma, sea la parte sustancial que nos envuelva… y al final, cuando queda la flor –completa- de tantas hojas coloridas, como sus libros, escuchemos a Neruda decirle al recopilador que nos lo entrega. ¡Gracias compañero!
Así, entiendo, se le dio vida total a este libro de Pablo Neruda…
Con retazos de vida, sentimientos y emociones, nació este libro…nació esta vida.
En “Cartas de amor” de Pablo Neruda, vamos a ser un poco incorrectos, quizá impertinentes al leerlo…
Vamos a leer, a escuchar, vamos a ver las letras de Neruda escritas de “bote pronto”, como “bota y rebota la pelota en los barrios”, casi siempre con prisas…
En “Cartas de Amor” haremos a un lado el pudor personal para “entrometernos” en la vida y escritos íntimos, no del poeta Pablo, sino de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, que es quién le escribe, en servilletas, en tarjetas postales, en hojas recicladas, al gran amor de su vida: Matilde Urrutia, y lo hace desde un avión, una cafetería, o bajo un farol de la calle mojada por la lluvia.
El poeta Pablo escribía y “borroneaba” para perfeccionar. No hay escritor sin esa disciplina.
Canto General, Los Versos del Capitán, Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada, Cien Sonetos de Amor, Residencia en la Tierra y otros, certifican lo dicho y hecho por el poeta.
En “Confieso que he vivido” y “Para nacer he nacido”, leemos al hombre con responsabilidad social, al político, al funcionario solidario, al vecino, al amigo, al rebelde, al expatriado…
Pero aquí, Neftalí Reyes, escribe a “Su Patoja” -Matilde Urrutia- durante sus periplos, con el fervor del enamorado, con amor maduro, con la pasión del desesperado, con amor reposado, con amor rabioso, con fervor religioso… y muchas veces con pulso tembloroso.
Entremos pues como amables intrusos a las páginas de este singular libro…
Sus hojas son como los pétalos de una flor… de grato aroma.
Aquí no leemos al poeta… ¡aquí leemos a la persona…!
Entremos pues, compañera… compañero…