5 razones por las que correr no te está ayudando a adelgazar
Como «el lunes para empezar el gimnasio» no llega más, muchos deciden cortar por lo sano, calzarse sus zapatillas y salir a correr. Sin embargo, algunos de los que han optado por esta forma de ejercicio no comprenden por qué todavía no ven resultados.
Si también es tu caso, la pregunta es: ¿por qué los números de la balanza todavía no cambian?
1. Corres demasiado
Como sabes, en la vida todo debe ser en su punto justo. Los excesos nunca conducen a resultados favorables. Entonces, el hecho de que aún no hayas bajado de peso puede ser porque estás corriendo demasiado y no descansas lo suficiente. Prueba en todo caso ejercitarte por periodos de tiempo más cortos y quizás más intensos en los que no falten los intervalos (y los días) para descansar. Si te cansas menos, tu cuerpo tiene la oportunidad para recargarse y es menos probable que comas en exceso cuando vuelvas a casa.
2. No cambias la rutina
Está claro que si queremos resultados reales que se mantengan en el tiempo debemos ser constantes. Sin embargo, esto no implica repetir una y otra vez los mismos ejercicios. Varía el lugar por el que corres, recuerda que no todos los terrenos son iguales y, por ende, no todos tienen la misma exigencia. Puedes también cambiar la velocidad y variar los períodos de tiempo con intervalos más cortos o más largos entre cada uno.
3. No practicas otro tipo de ejercicio
Si hacemos siempre lo mismo, lo más probable es que un momento o nos cansemos o nos aburramos. El proceso de pérdida de peso se estanca y no solo mantienes el mismo peso que antes, sino que es probable que lo aumentes. Prueba entonces con otro ejercicio cardiovascular como el ciclismo o el baile. Si realizas una rutina de ejercicio variada y disfrutable será mucho más fácil perder los kilos demás.
4. Has olvidado la intensidad
La intensidad cuando corremos no se refiere necesariamente a correr más rápido o más kilómetros en un mismo día. En todo caso, si combinas corridas largas con otras más cortas junto con algunas posturas para fortalecer brazos y piernas, lo más probable es que veas la diferencia en poco tiempo. No olvides sumar ejercicios de estiramiento, fundamentales para cuando finalizas tu entrenamiento.
5. La dieta no es adecuada
El ejercicio físico regular sí es parte de una vida saludable, pero es necesario recalcar que la alimentación es el pilar que la sostiene. Puedes pasarte horas ejercitando muy duro pero si luego ingieres alimentos cargados de grasas saturadas, azúcares y harinas refinadas lo más seguro es que te sea difícil bajar de peso. Opta entonces por una alimentación variada que incluya todos los grupos nutricionales y que, por supuesto, se adapte a tus características personales y a tu estilo de vida.
En definitiva, debes prestar a tu alimentación y también pensar en realizar ejercicios variados. Mantente abierta a los cambios y anímate a transformar de vez en cuando tu rutina de ejercicio. Verás que te sentirás a gusto y te será más sencillo alcanzar el peso que estás buscando.
Con información de: https://www.vix.com